El trabajo, las responsabilidades, la familia, las relaciones, son fuentes habituales y conocidas de estrés. Sin embargo, existen una serie de factores que no solemos relacionar con el estrés y que contribuyen a aumentarlo.
7 causas de estrés que pasamos por alto
Estilo de vida poco saludable
Nuestro estilo de vida influye de manera importante en nuestra resistencia al estrés. Unos hábitos poco saludables nos hacen más vulnerables mientras que un estilo de vida saludable nos hace más resistentes.
¿A qué hábitos nos referimos?. A los que hemos señalado otras veces en este blog. La alimentación es uno de ellos. Un consumo excesivo de cafeína, alcohol, azúcar o comida basura puede comprometer no solo nuestra salud física, sino nuestro bienestar mental.
La cantidad y la calidad de sueño también es un factor a tener en cuenta. Pocas (o demasiadas) horas de sueño, un patrón de sueño alterado, etc, nos pueden hacer más vulnerables al estrés.
Por otro lado, la actividad física nos ayuda a eliminar estrés cuando ya estamos estresados y, además, nos ayuda a prevenirlo cuando lo practicamos de forma regular.
Modificar unos hábitos de vida que están contribuyendo a empeorar nuestro bienestar mental y físico no supone mucho esfuerzo. Es cuestión de modificar nuestro estilo de vida de forma paulatina hasta que consigamos establecer los nuevos comportamientos. Los beneficios que podemos obtener adquiriendo nuevos hábitos que nos hagan más resistentes son muy significativos. Si quieres empezar a cambiar tu estilo de vida, te recomiendo que leas el artículo de abajo antes de ponerte en marcha.
La sociedad conectada
Y es que las nuevas tecnologías de comunicación como los servicios de mensajería instantánea o las redes sociales nos mantienen «conectados» prácticamente todo el tiempo. No somos conscientes del número de veces al día que comprobamos el correo, el móvil o las redes sociales, y esto provoca que estemos en un constante estado de alerta.
Desconectar de todo ello es necesario al menos de vez en cuando. No podemos descansar o relajarnos mientras exista una fuente de estrés constante cerca de nosotros. Y todos necesitamos desconectar y relajarnos por lo que, cuando estés descansando, dándote un baño, leyendo una buena novela, paseando o de escapada con tu pareja, procura desconectar del mundo «online». El mundo no se va a terminar y tu vida no va a cambiar por no estar al tanto de lo que tus contactos publican en las redes sociales.
Intolerancias o alergias alimentarias
Las intolerancias o alergias alimentarias pueden provocar muchos trastornos en el sistema digestivo, desde una leve hinchazón hasta vómitos recurrentes. Estos trastornos alteran el ritmo de vida de quienes los sufren y suponen una fuente de estrés muy importante que muchas veces se subestima.
Gestionar este tipo de problemas en la medida de nuestras posibilidades puede ayudarnos, si no a eliminar los trastornos ya que muchos de ellos no pueden eliminarse, a no exacerbar o disminuir de alguna forma sus síntomas y con el tiempo a predecirlos y aumentar nuestra sensación de control.
Por otra parte, la relación estrés-sistema digestivo es circular, es decir que el estrés también está implicado en la aparición de trastornos digestivos, desde la acidez de estómago hasta el Síndrome del Intestino Irritable.
El FOMO
¿Que qué es el FOMO?. FOMO es el miedo a perdernos algo, en inglés Fear Of Missing Out, el miedo a no formar parte de lo que vemos en las redes, que crece a medida que lo hace nuestra dependencia de las mismas.
Comprobar una y otra vez las redes sociales para estar ahí y comentar o compartir, y lo que es peor, comparar nuestras vidas con las de nuestros contactos (o con la parte deseable que comparten en las redes), es una fuente de inseguridad y malestar que nos afecta cada día más según un estudio (que puedes consultar aquí).
Tal vez te interese leer ¿Alteran las redes sociales nuestra auto-percepción?
La autocrítica negativa
Son múltiples las áreas desde las que nos llegan mensajes de competitividad, de lucha, de esfuerzo y de ideales imposibles de alcanzar. En esta tesitura, tratamos de lograr aquello que nos dicen que es lo deseable, como si nos pusieran la zanahoria delante colgando de un palo.
Y en esta carrera interminable son muchas veces las que nos llenamos de sentimientos de insuficiencia e insatisfacción, nos criticamos a nosotros mismos con dureza por no alcanzar «estándares» ideales.
Perseguir este tipo de «ideales» es otra fuente de estrés, además de inseguridad, culpa, desesperanza, indefensión, etc. Tenemos que recordar que los «ideales» no existen y que mucho menos pueden aplicarse a todo el mundo. La única persona con la que puedes compararte es contigo mismo y tus logros debes medirlos en función del lugar desde el que comenzaste.
Te invito a que leas este otro artículo: Cómo combatir la autocrítica (y dejar de ser tu peor enemigo)
Relaciones poco sanas
O tóxicas, como prefieras. Este tipo de relaciones también alteran nuestra estabilidad anímica y suponen una fuente de estrés si no aprendemos a tratar con ellas o a controlar nuestro contacto.
En este artículo profundizamos sobre relaciones tóxicas: 4 tipos de vampiros emocionales
El desorden
Aunque no lo creamos, el desorden en los lugares en los que habitualmente pasamos más tiempo, afecta a nuestro nivel de estrés. Una mesa de trabajo desordenada o caótica, un despacho patas arriba, etc, puede suponer una fuente de malestar y dificultar nuestra jornada laboral que ya de por sí es potencialmente estresante.
Si además de esto, cuando llegamos a casa con ganas de relajarnos, desconectar y encontrar un espacio de paz, encontramos el mismo desorden y caos, nuestro estrés puede dispararse. Es necesario tener un lugar donde sentirnos «en paz» y tranquilos y nuestro hogar es la mejor de las opciones.
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