La filosofía Zen puede proporcionarnos muchas frases para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida. Hoy exponemos 7 y tratamos de analizarlas desde el punto de vista de la psicología.
Filosofía Zen: Frases para reflexionar
“Quienes están despiertos viven en un estado de constante asombro” – Buddha.
Con el «despertar» se refiere a el despertar de la conciencia, a ser conscientes de todo aquello que nos rodea. Ser consciente implica mucho más que el simple hecho de observarlo. Implica ser consciente de la grandeza de las cosas y ser capaces de apreciar esta grandeza libres de prejuicios o ideas preconcebidas. De forma similar a como los niños van descubriendo el mundo desde la inocencia, dejándose sorprender por todo, sin juzgarlo.
“Dentro, llevamos las maravillas que buscamos fuera” – Rumi.
¿Qué es lo que buscamos fuera?. ¿Qué puede faltarnos, además de lo necesario para cubrir nuestras necesidades básicas, que busquemos fuera de nosotros?. Buscamos belleza, buscamos amor, buscamos felicidad, buscamos sentirnos queridos, ser importantes o necesarios, ser únicos y especiales, buscamos vencer los miedos, buscamos libertad, etc.
Todas y cada una de esas cosas que empeñamos en buscar fuera pensando que algún elemento externo pueda proporcionárnoslas, las llevamos dentro. Nuestra belleza, nuestro carácter único y auténtico, la felicidad, el amor hacia nosotros y hacia lo demás, la llave para vencer al miedo, todo lo tenemos en la mano y todo lo tenemos dentro. Buscarlo fuera es un error. Las fuentes de amor y felicidad externas son temporales, «caducan». Las que nacen desde dentro de uno mismo son para siempre.
“Si te sientes deprimido, estás viviendo en el pasado.
Si te sientes ansioso, estás viviendo en el futuro.
Si te sientes en paz, estás viviendo en el presente” – Lao Tzu.
Y así lo hemos indicado en alguna ocasión en este blog. El pasado que arrastramos porque nos resistimos a soltarlo es como una pesada carga que llevamos a la espalda y que nos produce tristeza, melancolía y nos impide caminar con firmeza en el presente. Preocuparse por cosas que están por llegar produce inseguridad, miedo, ansiedad, pues estamos tratando de hacer previsible algo que por definición no lo es, el futuro. Y en esta labor imposible nos perdemos, dejándonos consumir por los miedos y por la incertidumbre, con lo que tampoco nos centramos en vivir el momento presente, que es el único lugar en el que podemos actuar, en el que podemos decidir y en el que estamos seguros. Es por ello que en el presente reside la paz.
“Lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. La mente lo es todo. Nos convertimos en lo que pensamos” – Buddha.
Porque nuestras creencias acerca de nosotros mismos y del mundo determinan la actitud con la que nos enfrentamos a ello. Y la actitud es lo que determina cómo nos comportamos y como actuamos en realidad. Y a través de nuestros actos construimos la realidad, que confirmará las creencias desde las que partimos, cerrando el círculo.
Por ello, unas creencias sanas y realistas sobre nosotros mismos, cultivar nuestra autoestima y reconocer el valor que tenemos, se traduce en una actitud de seguridad y confianza en uno mismo, lo que nos permite desenvolvernos en el mundo con paso firme y optimismo, siendo capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, el 100% de nosotros mismos.
«Encuentra un trabajo que amas y no volverás a trabajar en tu vida» – Confucio
Hablamos de la pasión. Cuando hacemos algo por lo que sentimos pasión somos capaces de disfrutarlo al máximo. Todos nuestros sentidos están al servicio de la tarea porque la expectación que produce en nosotros es máxima. Y, ¿que mejor tarea podemos hacer cada día que algo que amemos?. Si nuestro trabajo nos apasiona, dejaremos de verlo como esa «obligación» que nos roba tiempo y energía, la mayoría de las veces mal recompensado. Si amamos lo que hacemos, no sentiremos que estamos «trabajando».
«La verdadera pregunta no es si hay vida después de la muerte. La verdadera pregunta es si hay vida antes de la muerte» – Osho
Porque nos dejamos llevar por las rutinas, el día a día y la vista puesta en el futuro, como una carrera eterna en la que siempre queremos más cosas y mejores. Y es estupendo tener objetivos en la vida, pero no podemos olvidarnos de vivirla, porque los objetivos pueden llegar o no, porque no solemos sentirnos satisfechos y disfrutar de lo que tenemos, y los días pasan, uno detrás de otro.
Por este motivo, en el viaje hacia nuestros sueños no debemos olvidarnos de abrir la ventanilla, sacar la cabeza y respirar. Vivir, porque la vida es un viaje solo de ida.
«Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor por el otro excede la necesidad por el otro» – Dalai Lama
Y en el blog lo hemos tratado muchas veces. Porque el amor no entiende de condiciones, y cuando hay necesidad no puede haber amor. La necesidad es algo de uno mismo, una falta, una carencia que se trata de cubrir a través de otra persona, y esto no tiene nada que ver con amar a otro ser. Cuando hay necesidad «amamos» la satisfacción de esa necesidad, no amamos la esencia de lo que la otra persona es. Por eso es necesario que antes de amar a alguien nos ocupemos de llenar todos esos vacíos que tenemos con nosotros mismos. Es el único camino posible hacia el amor verdadero.
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