Nuestra forma de pensar, nuestros pensamientos, definen la actitud con la que afrontamos la vida. Y, como hemos señalado en otras ocasiones, la felicidad no es más que esa actitud.
Muchas personas tienen pensamientos negativos que les alejan de la felicidad y a penas son conscientes de ello. Y es que los pensamientos pueden ser muy destructivos. La mayoría de las veces no son los acontecimientos externos los que nos dañan, sino los pensamientos que elaboramos sobre ellos.
Afortunadamente, modificar pensamientos negativos está en nuestra mano, como muchas otras cosas en la vida. Por ello, si te sientes identificado con los pensamientos que exponemos a continuación, es el momento de empezar a cambiarlos para que seas consciente de cómo estás impidiendo que la felicidad llegue a tu vida.
Pensamientos negativos que te impiden encontrar la felicidad
1. Lo que me debe la vida
Algunas personas creen que la vida les debe más de lo que tienen, y viven con esta actitud. Estas personas piensan que la vida no les devuelve tanto como ellos ofrecen y que, de alguna manera, la vida está en deuda con ellas.
Lo que no alcanzan a ver es que, el regalo es la vida en sí. El regalo es estar vivos y lo que hagamos en adelante es asunto nuestro. A todos nos suceden acontecimientos malos y buenos. A algunas personas más que a otras, pero es un error pensar que si hemos tenido una vida difícil, el destino debe compensarnos por ello.
Con esta actitud, estas personas pueden esperar eternamente la recompensa que creen que merecen y que exigen, mientras la vida pasa delante de ellos sin que actúen.
2. Es lo que me ha tocado
Sí. A todos nos han tocado unas circunstancias concretas, una familia concreta, unas habilidades concretas, etc. Pero no son las cartas que nos toca jugar sino cómo las vamos a jugar.
Evidentemente, habrá cosas que no podremos cambiar, pero habrá muchas otras que sí. El error es adoptar una actitud derrotista, pensando que es lo que nos ha tocado vivir y no podemos hacer nada para cambiarlo.
Todos podemos tomar medidas para cambiar nuestras vidas, en diferente grado, sí, pero siempre habrá algo por donde empezar. El conformismo y la resignación nunca te llevarán más lejos de donde estás.
3. Tengo muy mala suerte
Este pensamiento es parecido al anterior. Pensar que tenemos mala suerte también nos puede llevar a resignarnos y, lo que es peor, si alguna vez nos decidimos a emprender algún cambio, lo haremos partiendo de la idea de que no saldrá bien, nos lo creeremos, aumentarán las posibilidades de que salga mal y, cuando lo haga, podremos decir «orgullosos» que ya sabíamos que acabaría mal.
El círculo vicioso es peligroso, dañino y paralizante. Cada vez te atreverás a probar menos cosas y todo porque pensaste que tendrías mala suerte. Algunas veces ganamos y otras perdemos, eso nos pasa a todos. Pero pensar que saldrá mal, hará que así sea muchas más veces.
4. No quiero que piensen que soy …
Cualquier cosa que hagas es susceptible de ser criticada. Todos nos formamos opiniones de los demás y todos tienen opiniones sobre nosotros, es inevitable. Ahora bien, que te detengas en algún objetivo por el miedo a lo que los demás puedan pensar acabará limitando todo tu comportamiento.
La única opinión que debe orientar y guiar nuestro comportamiento es la nuestra. Críticas podemos recibir siempre, pero es un error adaptar nuestro comportamiento a ellas. Nuestra vida es nuestra y a nosotros nos toca vivirla. Los demás ya tienen la suya y, si nadie va a vivirla por ti, que nadie más la dirija.
5. Estoy esperando a …
¿A qué?, ¿a tener más tiempo, más dinero, más certezas?, ¿a que se den las condiciones idóneas y la vida te lo ponga en bandeja?. Lo cierto es que la mayoría de las veces la vida no funciona así.
Las condiciones ideales puede que no se den nunca y condicionar nuestros objetivos a ellas implica la posibilidad de no poder llevarlos a cabo nunca. El momento nunca será el perfecto y la probabilidad de equivocarnos estará siempre presente. El momento de actuar es ahora. Adaptando los movimientos que nos acerquen a las metas a las circunstancias actuales podemos empezar a actuar ya.
Si los momentos ideales tuvieran lugar cuando queremos, no existirían las decisiones difíciles. Esperar al supuesto «momento ideal» puede hacer que nuestro tren pase.
6. Yo no tengo la culpa
Bueno, unas veces será así. Otras no. Reconocer nuestra parte de responsabilidad en las cosas que nos suceden es el primer paso para comprender que podemos hacer algo al respecto también.
Responsabilizar a los demás o al contexto siempre, implica que no tenemos poder sobre las circunstancias y, aunque muchas veces no lo tenemos, otras veces sí, y es cuando nos damos cuenta de ello que somos conscientes también que podemos tomar medidas y cambiar las cosas. Recuerda que «errar es de humanos y rectificar es de sabios».
7. La vida es un asco
La vida puede ser un asco o puede ser maravillosa. Todo depende de lo que hagamos con ella. La vida no nos viene determinada de una manera concreta sino que la vamos construyendo nosotros paso a paso.
Si damos por sentado, como indicamos antes, que la vida no vale la pena, que todo es dolor y sufrimiento, que solo van a ocurrir cosas malas, ten por cuenta que así será.
Sin embargo, pensar que habrá piedras en el camino, pero que superaremos los obstáculos, saldremos reforzados de nuestras caídas y somos los verdaderos actores de nuestra película, hará que nuestra perspectiva acerca de la vida cambie y, con ella, nuestro comportamiento.
8. Nunca seré como ellos
Algunas personas cometen el error de tomar como referencia a las personas de éxito que la sociedad nos muestra. Nosotros elegimos el espejo en el que nos miramos. ¿Nunca serás como ellos?, ni falta que hace.
La imagen de persona feliz y de éxito que nos vende la sociedad es ilusoria, no existe. Cuando vemos a una persona atractiva, inteligente, con éxito en la vida, en la televisión y nos comparamos con ella, nuestra autoestima puede caer en picado.
De lo que no nos damos cuenta es que lo que vemos es solo la parte que quieren que veamos. Podemos ver a una persona admirable en muchos sentidos pero desconocemos si esa persona es feliz, si tiene una relación sana, si es emocionalmente saludable, si disfruta de su vida.
Con esta información parcial nos comparamos y nos sentimos incapaces de llegar a ser como ellos algún día. Lo cierto es que no tenemos que ser como ellos. Lo cierto es que tienes que ser como tú eres y compararte contigo mismo, nada más.
Apreciar lo que cada uno vamos aprendiendo y construyendo en la vida, desde el punto en el que partimos y hasta el que logramos llegar, porque esa vida sí es real, es la tuya, y tiene muchas cosas de las que estar agradecido que puede que no veas porque sigues comparándote con otros.
Hay muchas cosas en la vida que no podemos cambiar. Pero hay otras que sí y los pensamientos negativos son una de ellas. Cambiar los pensamientos negativos para cambiar nuestra actitud, aquella con la que afrontaremos la vida y de la que depende, en buena medida, que logremos aquello que andamos buscando.
En nuestra mano está continuar envenenando nuestra vida con pensamientos negativos o plantar cara, de una vez, a la negatividad y empezar a brillar.
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