En un post anterior hablábamos del estrés, de lo que es y de su razón de ser. Y es que el estrés es la forma en que nuestro cuerpo reacciona ante las amenazas. Pero ¿qué ocurre si el estrés se cronifica?
Si el estrés se mantiene en el tiempo, además de los efectos negativos que tiene en nuestra salud física y mental, podemos llegar a sufrir el síndrome de burnout (o estar quemado). Y ¿cómo se si estoy quemado?.
Te damos algunas pistas.
Señales de alarma del síndrome de burnout. ¿Estoy quemado?
1. Señales de alarma del síndrome de burnout: Los patrones de sueño se alteran
El sueño es uno de los primeros afectados por el síndrome de burnout. Las personas quemadas duermen más horas de lo que es normal en ellos, tanto por las noches como durante el día en forma de siestas. Sin embargo, cuando despiertan, sienten que siguen estando igual de cansados que cuando se acostaron.
2. Señales de alarma del síndrome de burnout: Cansancio durante el día
Las personas con síndrome de burnout se sienten cansadas durante todo el día, a pesar de haber dormido muchas horas. Sienten que no piensan con claridad y tienen dificultad para concentrarse.
Pueden pasar el día entero anhelando el momento de meterse en la cama de nuevo y evitar las tareas que no se sienten preparados para enfrentar.
3. Señales de alarma del síndrome de burnout: No hay tiempo para mí
Una de las causas que puede llevar a estar quemado es renunciar a tener tiempo para uno mismo, a favor de tener tiempo para otras tareas. Llevar mucho tiempo sin atender a las necesidades propias puede desembocar en éste síndrome.
Lo curioso de este punto es que podemos quemarnos si no tenemos tiempo para nosotros y, al mismo tiempo, si estamos quemados no nos va a apetecer si quiera tener ese tiempo para nosotros, como un círculo vicioso.
4. Señales de alarma del síndrome de burnout: Odiar el trabajo
Uno de los factores más relacionados con el síndrome de estar quemado es odiar nuestro trabajo. Está claro que, como en todo, existen grados en los que podemos estar contentos o no con nuestra labor profesional, pero en este caso hablamos de llegar al punto de considerar nuestro trabajo como una pérdida de tiempo y energía.
El trabajo no es gratificante, ni satisfactorio, no encontramos su valor, no nos sentimos valorados y las jornadas pueden parecer extenderse hasta el infinito. Y tener este sentimiento durante 8 o más horas al día, cada día es uno de los factores clave del síndrome de burnout.
5. Señales de alarma del síndrome de burnout: Estar irritado
A todos nos pasa que tenemos días en los que nos dan ganas de morder a alguien, tenemos cara de enfado, nos sentimos más sarcásticos y tenemos «poca mecha».
Las personas que están quemadas suelen estar irritables durante largos períodos de tiempo y buscan espacio para estar solos. Esta señal es otra de las importantes.
6. Señales de alarma del síndrome de burnout: Todos los días con el «pie izquierdo»
Porque un mal día lo tiene cualquiera, pero los días malos empiezan y terminan. Cuando la mayoría de los días son malos, negativos o nos sentimos desanimados, es posible que estemos en camino de sufrir el síndrome de burnout (o incluso que ya lo estemos sufriendo).
7. Señales de alarma del síndrome de burnout: Sensibilidad a las enfermedades
Y es que, cuando el estrés se mantiene en el tiempo, nuestro sistema inmune se va debilitando y vamos siendo más vulnerables a las infecciones.
Es por ello que las personas que están quemadas, pueden notar que enferman de gripe o catarro con más frecuencia y facilidad que el resto.
8. Señales de alarma del síndrome de burnout: Motiva-¿qué?
Las personas con síndrome de burnout no sienten motivación por nada de lo que hacen. Tampoco recuerdan como eran cuando sí sentían motivación.
Vale, estoy quemado. ¿Ahora qué?
Pues lo primero que debes hacer si tu también sufres el síndrome de burnout es reconocer su origen. Tratar de encontrar cuál es el foco principal de estrés y malestar, y digo principal, porque cuando estamos quemados es difícil diferenciar la causa porque todo parece resultar molesto y estresante.
Una vez localizado el foco, hay que trabajar para cambiarlo. El cambio puede consistir en modificar algunos detalles o puede conllevar tomar decisiones importantes. Cambiar de trabajo, alejarnos de personas que nos transmiten negatividad o dejar una relación tóxica.
Lo que está claro es que el cambio está en nuestra mano y, las cosas por sí solas, rara vez suelen cambiar.
Una vez que hayas cambiado lo que sea necesario, es importante prevenir que nos vuelva a suceder algo similar y volver a quemarnos. Y para prevenir, lo mejor que podemos hacer es querernos y cuidarnos a nosotros mismos y no desatender nuestras necesidades.
Tú decides si sigues manteniendo ese estado de malestar o empiezas a actuar para eliminar el estrés de tu vida y vivir de forma más plena y feliz.
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