¿Es el amor incondicional posible?, ¿somos capaces las personas de brindar amor a alguien sin ningún tipo de condición?
Es frecuente que el amor incondicional y condicional se confundan. Por lo general, anhelamos el amor incondicional porque no lo recibimos en la infancia y dejamos de darlo nosotros mismos.
De todas las relaciones, el amor de los padres, sobre todo de amor maternal, es la forma más perdurable de amor incondicional. Pero la mayoría de los padres retiran su amor cuando están estresados o cuando sus hijos se portan mal.
Para un niño, incluso un corto período de espera puede significar abandono emocional. Por lo tanto, con razón o sin ella, la mayoría de los padres a veces sólo aman a sus hijos de forma condicional.
¿Es el amor incondicional posible?
A diferencia del amor romántico, el amor incondicional no busca el placer o la gratificación. El amor incondicional es más un estado de receptividad y permisividad, que surge de nuestra propia «bondad fundamental». Es la total aceptación de alguien.
El amor incondicional trasciende el tiempo, el lugar, el comportamiento y las preocupaciones mundanas. Nosotros no decidimos a quien amamos, y a veces no sabemos por qué. Los motivos y las razones del corazón son insondables.
Dar y recibir amor incondicional es una experiencia única. Las parejas lo experimentan con más frecuencia cuando se enamoran. También ocurre cuando alguien se libera del miedo y se abre a nosotros en un entorno íntimo.
Sin embargo, estos episodios no suelen perdurar, y volvemos a nuestro estado del yo ordinario, nuestro ser condicionado. Todos tenemos nuestras preferencias, idiosincrasias, gustos y necesidades particulares, que han sido condicionados por nuestra educación, la religión, la sociedad y nuestras experiencias.
También tenemos límites sobre lo que vamos y no vamos a aceptar en una relación. Cuando amamos condicionalmente, es porque aprobamos de nuestra pareja sus creencias, necesidades, deseos y estilo de vida. Los suyos coinciden con los nuestros y nos dan consuelo, compañía, y placer.
Tenemos la suerte de conocer a alguien a quien podemos amar condicionalmente y, en ocasiones, sin condiciones. La combinación de ambas formas de amor en una relación hace que nuestra atracción sea intensa. Es lo más cercano que llegamos a estar de una alma gemela.
Confundir amor condicional y amor incondicional
El estrés y el conflicto sobrevienen cuando el amor condicional e incondicional no conviven. Sin embargo, podemos llegar a sentir frustración e infelicidad si tratamos de forzar a nuestro corazón al amor incondicional cuando otros aspectos de la relación son inaceptables o existen necesidades importantes que no están siendo satisfechas.
Por otra parte, algunas parejas discuten constantemente, pero permanecen juntos porque comparten un amor profundo por el otro. Otras veces, existen problemas en los valores de la relación o en las necesidades, y la pareja decide separarse a pesar de su amor.
El dicho, «el amor no es suficiente» es muy preciso. La relación termina, pero los miembros de la misma se siguen amando, a pesar de los conflictos anteriores, lo que suele generar desconcierto. Cerrando nuestro corazón para protegernos sólo nos dañamos. Limitando nuestra alegría y vitalidad.
Amor incondicional: Buscando citas
Las citas suscitan esperanzas poco realistas en la búsqueda de amor incondicional. Tendemos a ir de un amante a otro en busca de nuestra alma gemela. Podemos encontrar a alguien que cumple con todas nuestras condiciones, sin embargo, no abrimos nuestro corazón.
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O bien, el amor incondicional puede surgir de forma natural desde el principio, pero luego nos preguntamos si podemos vivir con la otra persona día a día. Nuestras preocupaciones condicionales y nuestras luchas para dar cabida a las necesidades del otro y los hábitos personales pueden eclipsar la felicidad efímera del amor incondicional.
Lo contrario puede suceder también. A veces, durante la fase romántica del amor, la gente se casa, sin conocer bien a su pareja. No se dan cuenta de que él o ella carece de las características necesarias para que un matrimonio funcione, como la cooperación, la autoestima y la comunicación, y habilidades para resolver problemas mutuos.
Es difícil creer que sólo hay un alma gemela predestinada para cada uno de nosotros. Podría parecer que sí, porque amor condicional y amor incondicional rara vez se superponen.
Según el investigador y psicólogo Robert Firestone, las parejas tratan de mantener una versión sucedánea de su amor inicial a través de un «vínculo imaginario», repitiendo palabras románticas y gestos que carecen de autenticidad. Los miembros de la pareja se sienten solos y desconectados entre sí, incluso si la relación se ve bien desde fuera.
Amor incondicional: Abriendo el Corazón
El amor incondicional no es un ideal que tengamos que lograr. Al tratar de alcanzarlo por nosotros mismos, creamos necesariamente un conflicto interno, que nos aleja de nuestro verdadero ser y de la auto-aceptación. Eso es amor condicional.
Pretendemos buscar amor incondicional en otras personas cuando ni siquiera lo sentimos hacia nosotros mismos. La mayoría del tiempo es todo lo contrario, ni siquiera nos aceptamos a nosotros mismos.
Y es esa «no aceptación» la que nos lleva a ir cerrando poco a poco el corazón a los demás y a nosotros mismos.
El trabajo, sin embargo, empieza por la aceptación de todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos, puesto que solamente aceptando estos aspectos podremos analizarlos, conocerlos y entonces sí, empezar a cambiarlos desde la aceptación si así lo queremos.
En lugar de la autocrítica, son necesarias la exploración y la empatía. La gente acude a terapia para cambiarse a sí misma, pero, en realidad lo que harán será a aceptarse a sí mismos.
Tratar de cambiar, deriva de la vergüenza y la premisa de que somos incompletos e indignos de ser amados, por ello es preciso emprender el cambio desde la perspectiva del conocimiento y la aceptación.
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Amor incondicional: Relaciones
La vergüenza causa problemas en las relaciones. Nuestras creencias autodestructivas y comportamientos defensivos que fueron desarroll ados en la infancia para protegernos de la vergüenza y el abandono emocional, nos aleja de una conexión íntima en nuestras relaciones adultas.
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Sólo podemos recibir el amor que creemos que nos merecemos. Por otra parte, las relaciones saludables exigen necesariamente la apertura y la honestidad de la comunicación asertiva, que también requiere autoestima.
Las relaciones pueden proporcionar un camino a la apertura de los lugares oscuros de nuestros corazones. El amor puede derretir un corazón congelado. Sin embargo, mantener esa apertura exige coraje.
La defensa de nuestra intimidad es retada continuamente al revelarnos a nosotros mismos en la relación. Sólo cuando somos juzgados o atacados, nos abrimos a nuestro dolor y el de nuestra pareja.
Al hacerlo, descubrimos lo que estamos escondiendo, y se nos presentan oportunidades para trabajar heridas del pasado y aceptarnos más a nosotros mismos.
Este trabajo no tiene que ver tanto con la aceptación de nuestra pareja sino con nuestra propia autoaceptación. Esto también ocurre en una relación terapéutica.
Nuestra auto-compasión nos permite tener compasión por los demás. Cuando somos capaces de abrazar nuestras propias imperfecciones, somos más receptivos a las de los demás y nos acercamos al amor incondicional. El amor incondicional debe empezar por uno mismo.
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Ref:
Firestone, R.W. and Catlett, J. (1999). Fear of Intimacy. Washington, D.C.: American Psychological Association.
1 comentario. Dejar nuevo
He leído con mucho interés el tema o los temas, que son tan delicados y que muchas veces queremos resolverlos con terapias inapropiadas; que lejos de encontrar una solución, ahonda más el problema de nuestra relación.
Interesante y valioso lo tratado, los felicito.