La codependencia consiste en estar total o casi totalmente centrados en una persona, un lugar o en algo fuera de nosotros mismos (fuente).
Los seres humanos dependemos de nuestras relaciones personales. El cerebro humano no se desarrolla del todo hasta los 18 años aproximadamente, por no hablar de la independencia psicológica o económica que mantenemos con nuestros padres, que suele prolongarse más tiempo.
Por otra parte, como humanos, dependemos de otras personas para cubrir nuestras necesidades sexuales, emocionales y sociales. Contacto, amistad, comunicación, afecto, aprendizaje, y las relaciones en general nos hacen estar interconectados.
Codependencia e interdependencia
Muchas personas consideran que, dado que el ser humano muestra esta dependencia, la codependencia en la pareja es normal y no tiene por qué considerarse un problema. Afirman que la codependencia y, en concreto, depender de una relación sentimental, no sólo es natural, sino saludable y beneficioso. Consideran que la codependencia en la relación de pareja es la solución a la soledad.
Es obvio que todos tenemos necesidades de dependencia y que las relaciones saludables satisfacen esas necesidades y, en gran medida, nos benefician. Sin embargo, las parejas codependientes no estarían obteniendo los beneficios de una relación de pareja sana.
Las relaciones codependientes suelen terminar siendo poco saludables, se relacionan con patrones de obsesión, posesión, comunicación disfuncional y control, que resultan autodestructivos y dañinos para los demás. Suelen ser abusivos o permitir que abusen de ellos.
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Codependencia en la pareja
Las parejas que se relacionan desde la codependencia, normalmente están en desequilibrio, presentan luchas de poder y necesidad de control. Puede aparecer un desequilibrio en el reparto de poder o que un miembro haya asumido la responsabilidad del otro.
Estas parejas suelen ser ansiosas y resentidas, y pueden sentirse culpables y responsables de los sentimientos y estados de ánimo de su pareja.
La codependencia se traduce en que los miembros de la pareja traten de controlar al otro para sentirse bien y satisfacer sus necesidades.
En lugar de respetar la separación e individualidad de cada uno, las parejas que actúan con codependencia, no toleran el desacuerdo y culpan al otro de sus problemas sin hacerse responsables de sí mismos y de su parte de responsabilidad en las áreas que no funcionan en la pareja.
Es muy posible que en estos casos, los miembros de la pareja critiquen o desaprueben aspectos en su pareja que no son capaces de aceptar en sí mismos y, a pesar de su dolor o de ser conscientes de que la relación les puede estar perjudicando, pueden sentirse atrapados en la ella porque temen no poder desenvolverse en la vida por sí solos.
Su codependencia mutua y su inseguridad también hacen que la intimidad se perciba como amenazante, ya que siendo sinceros y mostrando sus verdaderos sentimientos se enfrentan al riesgo de ser rechazados, viendo amenazada su propia fragilidad.
En la pareja que vive la codependencia, cada miembro puede parecer físicamente, e incluso mental y emocionalmente independiente, sin embargo, a un nivel inconsciente, son dos adultos inseguros que dependen el uno del otro.
Interdependencia en la pareja
Lo que hace las relaciones saludables es la interdependencia, no la codependencia. Paradójicamente, la interdependencia requiere dos personas capaces de ser autónomas (capacidad de funcionar de manera independiente).
Cuando las parejas se quieren, es normal que se sientan unidas, deseen la cercanía, se preocupen por el otro y dependan unos de otros. Sus vidas se entrelazan y se necesitan mutuamente.
Sin embargo, en contraste con la codependencia, comparten el poder por igual y asumen la responsabilidad de sus propios sentimientos, acciones y contribuciones a la relación. Debido a que tienen una autoestima fuerte, pueden manejar sus pensamientos y sentimientos por ellos mismos y no tienen que controlar al otro para sentirse bien.
Al contrario que en la codependencia, los interdependientes aceptan las diferencias de los demás y respetan la individualidad de cada uno.
Por lo tanto, no tienen miedo de ser sinceros. Pueden escuchar los sentimientos y las necesidades de su pareja sin sentirse culpable o ponerse a la defensiva.
Su autoestima no depende de su pareja, porque no temen la intimidad y la independencia no supone un riesgo para la relación. De hecho, la relación les da más libertad.
A diferencia de la codependencia, la interdependencia les proporciona respeto mutuo y el apoyo a los objetivos personales de cada uno, pero estando ambos comprometidos con la relación.
¿Crees que tu relación puede ser de tipo codependiente? ¿Tienes tendencia a relacionarte con tus parejas de forma codependiente? ¿Te gustaría que tu relación fuera cada vez más interdependiente sin temer perder a tu pareja?
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