El fin de las vacaciones se acerca. Aunque nos queden unas semanas de buen tiempo y sol, la mayoría de nosotros ya hemos agotado las vacaciones (y necesitamos otras), los días se acortan y los pequeños se preparan para la vuelta al cole.
El otoño y las rutinas laborales van ganando terreno a los días de descanso y terrazas, y los sentimientos de ansiedad y depresión encuentran un caldo de cultivo ideal para campar a sus anchas.
El fin de las vacaciones está aquí, pero este año puedes plantarle cara con los consejos que te señalamos a continuación.
Consejos para sobrevivir al fin de las vacaciones
1. Sin dramas
Seguramente hayas pasado unos días (o semanas) estupendos en la playa, en una ciudad que tenías muchas ganas de conocer o en las fiestas de tu pueblo. Aprecia las vacaciones que has disfrutado y quédate con los momentos buenos.
Evita pensamientos del tipo «no quiero volver a trabajar» o «por qué no me toca la lotería». Piensa que, tras el fin de las vacaciones, comienza un nuevo ciclo que puede estar lleno de sorpresas y, antes de que te des cuenta, las vacaciones habrán vuelto de nuevo.
2. El otoño no es tan malo
De verdad, no lo es. El otoño/invierno también tiene cosas buenas. Seguro que has echado de menos los días más frescos, las tardes de lluvia con una buena película en el salón, salir a dar un paseo y disfrutar de los colores del otoño, etc.
Cada estación del año tiene paisajes, olores y colores que disfrutar. Intenta apreciar también estas pequeñas cosas y no centrarte en los aspectos negativos.
3. Empieza algún proyecto
Tras el fin de las vacaciones, tendemos a deprimirnos porque pensamos en cómo serán nuestros días de ahora en adelante y no nos sentimos motivados para afrontarlos.
Para combatir ese sentimiento, puedes empezar un proyecto que te guste. Apuntarte a clases de baile, estudiar un curso interesante, aprender algún idioma o tal vez alguna idea que lleves tiempo posponiendo.
Empezar algo nuevo que nos guste, suma puntos extra de motivación, hará que disminuya la sensación de pereza y tengas más ganas de ponerte «manos a la obra».
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4. Aprovecha los días libres
La mayoría de nosotros desaprovechamos los días libres. Acaba de llegar el fin de vacaciones y, antes de que pase un año entero y vuelvan a llegar, puedes aprovechar los fines de semana o puentes para hacer planes que te apetezcan.
Escaparte un fin de semana a una casa rural, pasar el día en un pueblo con encanto cercano a tu ciudad o aprovechar un día soleado para hacer senderismo.
Cualquiera que sea nuestra preferencia, llevar a cabo alguno de esos planes de vez en cuando, supondrá un pequeño balón de oxígeno que nos dará energía y amenizará la espera bastante. Puedes empezar a planear qué harás el próximo día que libres, y notarás que el simple hecho de planearlo hace que tu humor mejore.
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5. Tus pequeños momentos
Y es que con el trajín del día a día, el trabajo, la familia, los amigos, etc, tendemos a olvidarnos del tiempo que necesitamos para nosotros mismos.
Reservar un rato cada día para ti, para llenarlo como mejor te parezca, salir a correr, meditar, cocina, ver esa serie a la que estás enganchado o irte de compras, es fundamental.
Ese tiempo es el que dedicas a quererte a ti mismo, te ayudará a desconectar un rato del estrés del día a día y a mantener la salud emocional en forma.
6. Ejercicio y dieta
Incidimos mucho en este tema porque, a pesar de ser de los más repetidos por los especialistas y ser de los más obvios, tienden a ser los primeros que descuidamos cuando el estrés y las prisas llegan.
Encuentra un rato, varios días a la semana, para hacer algo de actividad física. El ejercicio tiene muchos efectos beneficiosos en la salud física y mental y te ayudará a mantenerte con fuerzas todos estos meses.
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Con la dieta pasa algo similar. Descuidar la dieta y comer de forma no saludable, al final pasa factura también a la salud emocional. Los meses de invierno tendemos a ingerir alimentos con más calorías (por no mencionar la Navidad) y no debemos bajar la guardia.
No estamos diciendo que no te des un capricho de vez en cuando, que también es necesario. A lo que nos referimos es que, salvo esos caprichos, intentes mantener una dieta equilibrada y hacer las cinco comidas diarias.
7. Vive en el presente
Como hemos mencionado en otras ocasiones al hablar de la atención plena, y más allá de que la practiques o no, vivir y disfrutar el momento presente te puede ahorrar mucha angustia.
No aferrarte a las vacaciones que terminan ni pensar obsesivamente en las que vendrán. El momento presente es el único que puedes disfrutar y hacer que merezca la pena.
Disfruta del trabajo (en la medida que puedas) mientras estés trabajando, de tu tiempo libre cuando lo tengas, de tus amigos cuando los veas y de la familia cuando estés en casa. Recuerda que la felicidad es una actitud y no acontecimientos concretos.
El «nuevo curso» puede estar lleno de momentos estupendos, de aprendizajes, experiencias y personas nuevas. De ti depende saborearlo todo o quedar atrapado en el fin de las vacaciones.
En cualquier caso, es posible que sientas que esta «rutina» a la que vuelves tras las vacaciones necesita un cambio. Tu vida necesita alicientes que no encuentras o no sabes cómo encontrar.
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