La autoestima, la seguridad y la confianza en uno mismo hay que cultivarla desde la infancia. Los padres cumplen un papel fundamental en este sentido, pues son los encargados de que el niño desarrolle una autoestima resistente que le proteja en el futuro.
Nuestro comportamiento, nuestro diálogo y nuestra actitud con los más pequeños de la casa pueden ser determinantes en la formación de su autoconcepto. El autoconcepto que van desarrollando a lo largo de su vida, desde que son pequeños, será el que les acompañe en el futuro.
Un autoconcepto negativo, una autoestima baja y la inseguridad en uno mismo, suelen ser fuente de malestar emocional, de relaciones tóxicas o no satisfactorias y puede suponer que nuestro hijo encuentre muchas dificultades para sentirse feliz.
Al final, la relación que mantenemos con nuestros padres, es la primera y la más determinante ya que actúa como modelo de relación sobre el que construiremos las nuestras en el futuro, además de contribuir a que seamos más o menos seguros.
Por ello, resulta de especial importancia reforzar la autoestima en los niños, para que la desarrollen de una forma sana y se vayan transformando en individuos seguros, saludables y plenos.
Pero, ¿cómo pueden ayudar los padres a reforzar la autoestima en los niños?. Os contamos algunas ideas.
Autoestima en niños: Cultivando la seguridad en sí mismos
1.Controlar lo que decimos (y cómo lo decimos)
Hace unos días publicamos un artículo en el que hablábamos del efecto Pygmalión, y de sus consecuencias en el comportamiento de los niños. En línea con lo indicado en ese artículo, lo que decimos a los pequeños y cómo se lo decimos puede suponer una gran diferencia entre una autoestima baja y una autoestima fuerte.
Debemos recordar siempre que es muy importante reconocer el esfuerzo y el trabajo de los niños, independientemente de que alcancen los objetivos o no. De esta forma, si el niño ha perdido un partido de baloncesto, debemos hacerle saber, de forma sincera, que reconocemos el esfuerzo y el trabajo que ha hecho y que, aunque no haya ganado, estamos orgullosos.
2.Los padres deben ser su modelo a seguir
En cuanto a las actitudes y forma de ver la vida. Obviamente, ningún padre querrá que sus hijos cometan los errores que ellos mismos cometieron, no hablamos de eso. A lo que nos referimos es que los niños serán el reflejo de lo que observen en sus padres.
Por eso es importante que los niños perciban una actitud positiva ante la vida, que vean a padres seguros de sí mismos y que confíen en sus capacidades. Ese es el mejor modelo que pueden seguir.
3.Modificar sus creencias erróneas
En alguna ocasión podemos advertir creencias y pensamientos distorsionados o poco realistas en los niños, sobre ellos mismos y sobre el mundo. Estos pensamientos pueden estar relacionados con su aspecto, sus habilidades o sobre su futuro.
Es importante aclarar con ellos estos conceptos y corregir esas creencias. SI un niño encuentra dificultad en una materia escolar, debemos hacerle entender que eso no significa que no sea buen estudiante o que no sea capaz ya que, si el niño tiene esa creencia, estará predispuesto a seguir llevándola mal. Debemos hacerle entender que solo debe dedicar más tiempo.
4.Contacto afectivo, sincero
Para cultivar una autoestima sana en los niños, el contacto afectuoso es crucial. Dar abrazos, besos, caricias, sonrisas, halagos, reforzará su autoestima. Pero debemos hacerlo de forma natural y sincera o se darán cuenta de que no lo decimos en serio.
5.Comentarios positivos y específicos
Algunas veces perdemos la paciencia con los niños y en esas ocasiones, podemos decir cosas para desahogarnos que pueden ser perjudiciales para ellos.
Por ejemplo, si el niño acaba de dejar caer un vaso y se ha roto. Una primera expresión podría ser «eres un torpe». Este comentario dice al niño que es torpe y que lo es en general, en cualquier aspecto. Si en lugar de eso, decimos «si la próxima vez quieres coger el vaso y no alcanzas, dímelo y te lo alcanzo yo», le hacemos saber qué parte de su conducta no ha sido la correcta (tratar de coger el vaso él solo) y le damos las pistas para que no vuelva a pasar (que pida ayuda), sin comprometer la percepción que tiene de sí mismo (que no crea que es torpe).
6.Ambiente seguro
Que el niño presencie discusiones de los padres, enfrentamientos o malos tratos puede perjudicar muchísimo su autoestima, hasta el punto de que pueda desarrollar algún tipo de depresión. Por ello es importante que en casa perciba un ambiente de seguridad y afecto.
En el resto de ámbitos, como en la escuela, es necesario permanecer alerta ante señales que puedan indicar que sufre malos tratos o cualquier tipo de problema. Debemos abordar el tema con el niño, desde el respeto, el cariño, la sensibilidad y sin juzgarle o culparle.
7.Colaboración en lugar de competición
En el juego, en los momentos de ocio en casa, en la escuela, actividades extraescolares, etc, es mejor fomentar relaciones de colaboración con otros niños. Enseñarle a ayudar y a dejarse a ayudar y que descubra que, cuando dos personas colaboran, llegan más lejos que cuando compiten.
Además, las relaciones de colaboración con los demás también reforzarán su autoestima.
Los niños son el mañana. En nuestra mano está contribuir a que el futuro goce de personas más sanas. Hace unos días leí una frase que puede resumir esta idea:
«No es tanto el futuro que queremos dejar a nuestros hijos, sino los hijos que queremos dejar al futuro».
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