¿Te estás planteando estudiar a distancia?. Es posible que tengas dudas, pero te diré que, a pesar de que no es igual que acudir a clases presenciales, tampoco es tan difícil como se cree. Es necesario que tengas claras una serie de cuestiones.
Estudiar a distancia, ¿es más difícil?
Existe la creencia de que estudiar a distancia es más complicado que acudir a clases presenciales, casi como si hiciera falta una fuerza de voluntad sobrehumana. No es para tanto.
Encontrar más o menos complicado estudiar a distancia va a depender de tus características y tus circunstancias. Debes tener en cuenta que el tiempo que ahorras en acudir a clases presenciales tendrás que dedicarlo a estudiar por tu cuenta, en ninguno de los dos casos nos regalan el aprobado.
Por otra parte, estudiar a distancia conlleva una serie de requisitos que no son tan necesarios si acudimos a clase. Cuando asistimos a clase, el ritmo lo marca el profesor por lo que no tienes que administrar tú mismo la materia. Además cuentas con compañeros a los que ves cada día con los que compartir dudas, apuntes e información.
Bajo mi experiencia (he estudiado de las dos formas), lo que en la universidad presencial eran unos 100 folios de apuntes por asignatura, en la universidad a distancia eran libros de 1000 páginas. Pero también es verdad que esos libros estaban elaborados específicamente para estudiar a distancia, estaban muy bien explicados y redactados (la mayoría de las veces) y a penas tuve que consultar a los profesores.
Así que, como decía antes, la dificultad dependerá de tus hábitos y tus circunstancias. La ventaja de los estudios a distancia es que te proporciona más flexibilidad a la hora de organizar los cursos, pudiendo elegir el número de asignaturas que quieres, sin necesidad de compatibilizar horarios de asignaturas.
Sin embargo, será necesario que dispongas de un tiempo mínimo cada día para dedicárselo a los libros, y cuando digo cada día, me refiero a todos los días, desde el inicio hasta el final del curso. Aquello de estudiar una semana antes del examen no te servirá de mucho con libros de mil páginas (a no ser que tengas una memoria privilegiada).
Pero para concretar, vamos a analizar los errores más comunes de los estudiantes a distancia, para que los tengas en cuenta.
Estudiar a distancia: 7 errores que no debes cometer
1.Matricularte en cualquier centro
Antes de decantarte por un sitio u otro tienes que tener claro lo que buscas. No me refiero solamente a aquello que quieres estudiar, me refiero a si tienes claras cuestiones como si el título que obtendrás es oficial, si lo reconocen en cualquier parte, si lo reconocen en otros países, si tiene el número de horas prácticas que buscas, si te abre las puertas a algo que quieras estudiar después, qué recursos de apoyo al estudio te va a proporcionar, etc.
No nos vale cualquier sitio, nos vale el sitio que ofrezca lo que queremos. Si no te habías planteado esas cuestiones antes, hazlo. Infórmate sobre todas aquellas universidades o escuelas que oferten el título que buscas y elige la opción que te venga mejor según tus circunstancias.
2.Apurar hasta el último momento
Bajo mi punto de vista, es la primera de las creencias que tienes que modificar y la más importante. Cuando estudias a distancia la organización lo es todo. Nadie va a organizar el curso por ti. Vas a matricularte y a adquirir el material de estudio y a partir de ahí todo depende de ti.
Lo ideal es que te matricules en cuanto abran el periodo de inscripción y consigas el material de estudio cuanto antes. Una vez que lo tengas todo, elabora un calendario o agenda. En mi caso, solía hacer un calendario del curso entero en el que marcaba los exámenes y coloreaba los periodos en función de la intensidad con la que debía estudiar cada semana (más intenso cuanto más cerca del examen) y, además, repartía las horas de estudio entre las diferentes materias (si tenía 3 horas libres al día, repartía una para cada asignatura) elaborando un horario semanal.
Te recomiendo que leas este artículo sobre hábitos de estudio: 10 hábitos de estudio que funcionan
Una vez hayas organizado tus semanas y meses, puedes empezar a leer el contenido, subrayar conceptos importantes, elaborar esquemas, cualquiera que sea tú método de estudio. Lo importante es que empieces desde el primer día y mantengas la constancia durante todo el curso.
Puede parecer muy duro y nadie ha dicho que no lo sea, lo es, pero si cumples el horario que has elaborado será mucho más complicado que suspendas los exámenes, créeme. Además, y de esto me he dado cuenta con el paso de los años, vas a desarrollar unos hábitos de organización y de trabajo que te van a servir para toda la vida y los vas a poder aplicar a cualquier actividad que realices.
3.Olvidar que también tienes compañeros «de clase»
Bueno, esto es una creencia falsa. En muchas escuelas o universidades existen foros, chats, servicio de correo electrónico, etc, para contactar tanto con profesores como con otros alumnos que están matriculados en el mismo curso o asignaturas que nosotros.
En mi caso disponía de un foro separado por asignaturas en el que podía contactar con compañeros que intercambiaban apuntes, libros, e, incluso, estudiaban juntos. También disponía de contacto con profesores vía e-mail o telefónica. Cuando investigues los centros que imparten el título que quieres obtener, observa si cuentan con este tipo de servicio, es muy posible que sí, y agradecerás tener personas con las que compartir ansiedad antes de exámenes o intercambiar material.
4.Pensar que precio es igual a calidad
No es cierto. La educación o los cursos formativos, sobre todo si son estudios superiores como carreras, suelen ser caros, pero dentro de «lo caro» hay centros cuyos precios no son proporcionales a la diferencia de calidad que existe. En España tenemos muchas y muy buenas universidades públicas, y otras tantas privadas, y la diferencia de precio entre ellas es, algunas veces, de más del doble en las privadas.
Si hablamos de formación no universitaria, es posible encontrar incluso cursos gratuitos, dependiendo de lo que busquemos. Antes de matricularte explora bien las posibilidades, busca en internet opiniones sobre los diferentes centros, precios orientativos y calidad de la formación.
Un último punto a tener en cuenta son las becas que, aunque cada vez son más escasas, siguen existiendo y pueden suponer un desahogo importante si los precios de las matrículas son altos.
5. No solicitar convalidaciones
Bueno, si es la primera vez que vas a matricularte en algún estudio superior o formación profesional, sí, debes empezar desde cero. Pero si ya estudiaste antes, y me refiero a las carreras universitarias ya que desconozco si en la formación profesional existe la posibilidad, no olvides solicitar la convalidación de asignaturas.
Si hace un año o hace 7 cursaste estudios universitarios, repasa las asignaturas que tienes aprobadas, aunque no hayas finalizado aquellos estudios. Es posible que en tu nueva carrera se incluyan asignaturas que ya cursaste en la anterior y, de ser así, si solicitas que se convaliden, evitarás tener que volver a examinarte de ellas.
6.Comprar todos los libros nuevos
Porque muchos de ellos podrás adquirirlos de segunda mano. Buscando algún grupo de estudiantes de la misma materia o centro en internet es posible que encuentres alumnos que quieren vender los suyos para sacar un «pellizco» o para pagar los nuevos.
Además, los alumnos suelen compartir apuntes, resúmenes, exámenes de años anteriores, preguntas de autoevaluación o plantillas de corrección. En mi caso, compré libros de segunda mano y descargué todos los apuntes que pude, y aprobé muchas asignaturas sin comprar los libros. Eso sí, asegúrate de que los apuntes o resúmenes coinciden con la materia de la que te vas a examinar, porque los profesores van cambiando los libros cada cierto tiempo.
En cualquier caso, si las asignaturas son importantes o consideras que el manual original te puede ayudar en el futuro, es mejor que lo compres. Yo compré los que consideré importantes (y alguno más que me pude haber ahorrado).
7.Darse por vencido
Cuando estudias a distancia lo sueles hacer porque no dispones de demasiado tiempo libre. Bien porque trabajes o bien porque otras tareas ocupen tu tiempo, al final las horas de estudio son limitadas y muchas veces no puedes matricularte de cursos enteros, con lo que tardas más años en obtener el título
Si a esto sumamos otros factores externos como el estrés laboral, las responsabilidades familiares o mantener tu ocio y vida social, pueden ser muchas las ocasiones en las que tengas ganas de tirar la toalla. Vas a tener que armarte de paciencia y confiar que, aunque vayas poquito a poco, si mantienes la constancia lo lograrás.
Aquí tienes unos consejos para controlar el estrés laboral: Manejar el estrés laboral
En mi caso, el proceso se dilató unos cuantos años más de lo que en un principio pensé que me llevaría, pero no debes perder de vista tu objetivo y tienes que confiar en tus capacidades y tener claro que las circunstancias externas pueden alterar el ritmo, pero no obligarte a renunciar.
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Y en caso de que tengas que renunciar porque la situación no admita otra solución, no te lo tomes como un fracaso, sino como una pausa en el estudio que podrás retomar en otro momento de tu vida.
Si temes fracasar en tu nueva vida de estudiante, tal vez te ayude este artículo sobre el miedo a cometer errores
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