Seguramente habrás sentido alguna vez la atracción que ejerce la naturaleza sobre nosotros. Esos momentos en los que el cuerpo parece pedirnos esa desconexión y esa paz que obtenemos cuando nos sentimos más cerca de la naturaleza.

Muchos de nosotros vivimos en ciudades en las que resulta complicado encontrar la naturaleza más allá de algún parque, algunos árboles o algún sendero cercano. Asfalto, ladrillos y un inmenso entorno gris suele ser lo que nos rodea. Parece el entorno propicio para enfermar (y parece ser que sucede). Por ello, muchas veces nos encontramos con la necesidad de escapar de ese entorno en busca de naturaleza.

Y es que la naturaleza tiene un carácter especial. Es pura, salvaje, y nos hace sentir esa energía renovadora, como si nos oxigenara. Basta conocer los datos de desplazamiento de las ciudades cuando se dan unos días festivos. ¿Por qué tiene este efecto en nosotros?.

La importancia de mantener el contacto con la naturaleza, según la investigación

La investigación ha revelado que mantener el contacto con la naturaleza estimula nuestro sistema inmune, mejorando nuestra salud física y mental, según un estudio de Ming Kuo, investigador de la Universidad de Illinois, publicado en la revista Frontiers in Psychology.

Vivir en zonas con poco contacto con la naturaleza, como avanzábamos arriba, está relacionado con muchas enfermedades como la depresión, la ansiedad, TDAH, el cáncer o la diabetes.

Esto se produce porque en los entornos sin naturaleza, las personas nos encontramos en constante tensión en un estado de «lucha/huida» (en el artículo de estrés explicamos el significado de este concepto), lo cual es muy pernicioso para nuestro sistema inmune.

Cuando estamos rodeados de naturaleza, nuestro estado pasa a estar más relajado, con menos preocupaciones, pudiendo dedicar nuestro cuerpo muchos más recursos a reforzar el sistema inmune. Por otra parte, los entornos naturales también nos aportan vitamina D de la luz solar o iones negativos, entre otros.

Parece que, poco a poco, la investigación va encontrando la manera de explicar la influencia del contacto con la naturaleza en la salud física y mental. Por mi parte, prefiero reformular esta frase justo al revés, para apreciar el matiz: «Cada vez somos más conscientes de que alejarnos de la naturaleza tiene efectos perjudiciales para nuestra salud física y mental».

Mantener el contacto con la naturaleza en la vida cotidiana

Un baño en el agua del mar, dormir bajo la sombra de un árbol, caminar descalzos por la hierba, pasear por el bosque o tumbarnos bajo un manto de estrellas. A pesar de que parezca complicado permanecer más cerca de la naturaleza, los beneficios para la salud parecen cada vez más claros y, tal vez deberíamos plantearnos oxigenar nuestra vida más a menudo o introducir cambios que nos lo permitan.

La serenidad, la paz que obtenemos de la naturaleza, el influjo que tiene en el ser humano es necesario para mantener la salud física y mental. Y es que la naturaleza es una de las pocas cosas que el ser humano no siente la necesidad de juzgar. La naturaleza tiene la capacidad de silenciar nuestra mente y nuestra voz, nos asombra, nos enmudece y no podemos más que admirar.

Hace unos días, un vídeo me llevó a reflexionar sobre todo ésto. La ciencia se encargará de explicar los mecanismos a través de los cuales nuestra química se modifica cuando estamos en contacto con la naturaleza. ¿Esperaremos hasta ese momento para darnos cuenta de los efectos negativos que tiene en nosotros no tener contacto con ella?.

Por el momento, la sensación de admiración, de contener el aliento, de pertenencia, de humildad y respeto infinito, serán las únicas explicaciones que tengamos de la poderosa conexión que mantenemos con la naturaleza. Comparto con vosotros el vídeo que me llevó a toda esta reflexión (si podéis, subid la resolución a HD). Que lo disfrutéis.

Y tú, ¿cuánto tiempo dedicas a estar en contacto con la naturaleza? ¿Demasiadas responsabilidades? ¿Demasiadas obligaciones que no te dejan tiempo para dedicarte a ti? Es posible que haya llegado el momento de cambiar de hábitos, de rutina, incluso de vida.

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Imágenes: Pixabay