El lenguaje no verbal es tan importante (si no más) como la comunicación verbal. A veces nos concentramos tanto en lo que estamos diciendo o en lo que se dice, que no pensamos en lo que nuestro cuerpo está transmitiendo.
Los tipos más comunes de lenguaje no verbal tienen que ver con el movimiento del cuerpo, la voz y el espacio.
Tendemos a prestar atención al lenguaje no verbal sólo cuando es negativo. Sin embargo, debemos asegurarnos de que nuestra comunicación no verbal es la adecuada siempre que podamos.
1. Lenguaje no verbal: el movimiento coroporal
El lenguaje no verbal corporal que acompaña a los mensajes que transmitimos cuando hablamos tiene que ser coherente con el mensaje en sí mismo.
Por ejemplo, si estamos pidiendo disculpas sinceras a alguien con una sonrisa en los labios, estamos emitiendo mensajes contradictorios y confundiendo al receptor del mensaje. Es por ello que debemos encargarnos de que nuestro lenguaje corporal vaya en consonancia con el mensaje verbal que transmitimos.
Evitar el contacto con los ojos también es visto como un mal gesto. Puede interpretarse como desinterés o falta de honradez. La mala postura o encorvarse mientras alguien está hablando puede ser visto como que las palabras de la persona que habla no son importantes.
Señalar con el dedo se puede percibir como un comportamiento amenazador agresivo. La inquietud corporal puede ser interpretada como desonfianza o nerviosismo.
Todos éstos son ejemplos del lenguaje no verbal que emite nuestro movimiento corporal y que pueden contradecir el mensaje que intentamos hacer llegar al receptor.
2. Lenguaje no verbal: la calidad de voz
Debemos esforzarnos por recordar que no siempre es lo que decimos, sino cómo lo decimos. Cuidar el tono de voz que empleamos en aquello que decimos es importante para tener bajo control nuestro lenguaje no verbal.
Usando el tono de voz equivocado podemos hacer que una sencilla frase se entienda como malintencionada y que se produzca una discusión.
El volumen de la voz también es relevante dentro del lenguaje no verbal. Un volumen alto de voz puede ser señal de enfado, puede interpretarse como falta de respeto o incluso como una amenaza, por lo que debemos utilizar el volumen apropiado para aquello que queremos decir y así evitar malentendidos.
3. Lenguaje no verbal: los límites espaciales
Para comunicarnos con un lenguaje no verbal correcto, debemos ser conscientes en todo momento de cuál es nuestro espacio y cuál es el espacio de los demás.
Si hablamos a alguien demasiado cerca, lo más probable es que sienta que su espacio está siendo invadido y no preste atención a nada de lo que le digamos ya que estará más preocupado por recuperar su espacio y dejar de sentir la «invasión».
El espacio que debemos respetar varía en función de la relación que tengamos con esa persona y del contexto en el que nos encontremos, por eso es importante que nuestro lenguaje no verbal se adapte a estas circunstancias en cada momento.
Cuando nuestro lenguaje no verbal es adecuado, mejoramos la comunicación y nuestro mensaje se recibe de forma correcta y sin malentendidos.
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