¿Cuantas veces has perdido la motivación para hacer ejercicio y te has rendido? ¿Cuántas veces has dicho «el lunes empiezo»?
En otro post ya comentamos los enormes beneficios que el ejercicio físico tiene en la salud mental. Los que tiene en la salud física ya los conoces.
Si no los conoces o no estás seguro, este artículo te dará información bastante completa. Pero volviendo al tema que nos ocupa, conocer estos beneficios, muchas veces no es suficiente para que nos decidamos por fin a levantarnos del sofá, abandonar nuestra rutina sedentaria y empezar a hacer ejercicio de forma regular.
El problema, la mayoría de las veces, es que no encontramos motivación para hacer ejercicio y, si lo hacemos, no somos capaces de mantenerla en el tiempo.
No vamos a ofreceros la receta mágica para que cada día os levantéis con ganas de «darlo todo» en el gimnasio, pero sí os podemos explicar por qué perdemos la motivación para hacer ejercicio y daros unos trucos para encontrar ese pequeño empujón que hace falta.
¿Por qué la motivación para hacer ejercicio se desvanece con el tiempo?
Entender este punto es importante. Vamos por partes. La práctica de ejercicio físico es una actividad que tiene consecuencias negativas a corto plazo (cansancio, agujetas, esfuerzo, encontrar tiempo, etc.) mientras que las consecuencias positivas visibles son a largo plazo, es decir, se hacen esperar (ganar forma física, adelgazar, tonificar, estar más ágil, más flexible, etc.).
Cuando las consecuencias positivas no son inmediatas, las personas tendemos a desmotivarnos y abandonar la tarea ya que a corto plazo no recibimos refuerzo positivo para esa conducta.
Por otra parte, la motivación para hacer ejercicio, responde muchas veces a una fuente externa, es decir, es motivación externa.
Perder peso, ganar músculo, resultar más atractivo para otros, pueden ser todas fuentes de motivación externa, es decir, que no lo hacemos por nosotros mismos, sino por circunstancias externas.
Para que una conducta se mantenga en el tiempo, por lo tanto, debe responder a motivación interna (quieres hacer ejercicio por ti, por tu salud, para verte mejor, para encontrarte mejor, estar más ágil, etc.), y debemos replantear sus beneficios a corto plazo.
¿Cómo encuentro y mantengo mi motivación para hacer ejercicio?
Encontrar motivación para hacer ejercicio te resultará más sencillo que mantenerla, pero aún así, puede ser complicado. En primer lugar, conocer con detalle los beneficios que tiene la práctica de ejercicio físico regular, tarea que seguramente ya tengas hecha.
En segundo lugar debes encontrar una serie de motivos internos para llevarla a cabo. De forma similar a los que se han indicado antes, hacer ejercicio tiene que responder a metas propias, no impuestas por la cultura, la sociedad o el entorno.
La inversión de tiempo y esfuerzo que vas a hacer va a ser solo tuya por lo que el principal beneficiado debes ser tú. Te recomendamos una segunda revisión de los beneficios físicos y mentales del ejercicio, ya que puedes encontrar motivación interna en ellos.
Por otra parte, tenemos el reto de mantener la motivación para hacer ejercicio en el tiempo. El primer día puedes estar encantado, te compras calzado especial para hacer ejercicio, ropa, una cantimplora, una toalla, y te dispones a hacer ejercicio con toda la energía del planeta, pensando que esta vez sí.
Pero empiezas a hacer ejercicio y cuando ha pasado un rato corto, ya sientes que tienes la lengua fuera, estás sudando como nunca y crees que el corazón se te puede salir del pecho.
Vale. Al día siguiente te levantas, tienes agujetas hasta en zonas que desconocías y solo de pensar en volver a hacer esos ejercicios, hace que resoples de forma involuntaria.
Cuando tengas esta situación (que la tendrás), debes hacer un esfuerzo (sí, otro) y restar protagonismo a esas agujetas y al cansancio que sentías haciendo ejercicio.
Agujetas y cansancio son transitorios, disminuirán con el tiempo, y además, has conseguido otras cosas a las que no has prestado atención.
Seguro que por la noche has dormido mejor, con un sueño más profundo. Es una de las muchas cosas que no tenemos en cuenta. Los beneficios a largo plazo del ejercicio físico son muy conocidos pero a corto plazo tiene otros que no se aprecian como debieran.
- Mejora el estado de ánimo
- Mejora la autoestima
- Despeja la mente
- Es divertido (si encuentras el deporte que te guste)
- Sistema cardiovascular más sano
- Más energía
- Más tolerancia al estrés
- Sensación de bienestar
- Consumes calorías
- Articulaciones, huesos y músculos más sanos
¿Verdad que no son pocos?. Tenerlos en cuenta las primeras semanas te ayudará, antes de que los beneficios a largo plazo empiecen a ser visibles.
Consejos rápidos para encontrar y mantener la motivación para hacer ejercicio
Debes tener en cuenta que los dos factores más importantes a la hora de encontrar y mantener la motivación para hacer ejercicio son los que hemos expuesto arriba:
- Motivación interna: Lo hago porque quiero, porque YO quiero
- Ser consciente de sus beneficios a corto plazo
Lo que os señalamos ahora, puede servir de ayuda en el día a día, son pequeños detalles que pueden facilitar que comiences a practicar ejercicio, hasta que se vaya convirtiendo en un hábito más:
- Escucha música que te guste mientras haces ejercicio. Conseguirás amenizar el tiempo.
- Encuentra una actividad con la que disfrutes. Fútbol, halterofilia, yoga, running, el que más te guste.
- Comenzar con moderación e ir incrementando la dificultad con el tiempo. No empezar con ejercicio muy duro porque podemos lesionarnos y «venirnos abajo» a la primera de cambio.
- Ejercicio en compañía. Si encuentras un amigo o familiar que también quiera hacer ejercicio, será más divertido y os motivaréis el uno al otro. Con este punto hay que tener precaución ya que si tu amigo o familiar abandona, es posible que lo hagas tu también.
- Registrar las mejoras. Tanto si corres como si haces sentadillas. Registrar el número de repeticiones o el tiempo que vamos aguantando nos ayudará a ser más conscientes de las mejoras que vamos consiguiendo y, con la práctica, podremos ir marcando objetivos que conseguir, con lo que ganamos motivación.
Hacer ejercicio es, posiblemente, una de las mejores decisiones que podemos tomar en la vida.
Si te decides a empezar, con lo que sabes ahora acerca de la motivación para hacer ejercicio (espero que sí), irás viendo lo que te has estado perdiendo y cuánto puede hacer por nosotros la actividad física. ¡Ánimo!
3 comentarios. Dejar nuevo
Me motivó mucho, luego abandono, porque en corto tiempo quiero verme delgada, incluso pasan tres meses y no lo noto, engordo rápido, y eso me desmotiva mucho…
Tengo practicando ciclismo durante 6 años y ahora me cuesta tristeza hacer mi deporte favorito, deporte que me ha dado muchas alegrías. Tengo meses que hay algo(no se que) que no me deja hacerlo. Planeo mi ruta preparo mis cosas y la mañana siguiente, teniendo todo listo para salir simplemente no puedo. Que me recomiendan hacer?
Hola Luis, gracias por tu comentario.
Lo primero que debes hacer es tratar de identificar la razón por la que has dejado de practicarlo. Podría ser falta de motivación, falta de tiempo, estrés, autoexigencia, etc.
Una vez la encuentres, debes trabajar en esa o esas razones.
Un saludo 🙂