Cuando hablamos de psicología, a todos nos viene a la mente una idea de lo que creemos que es, pero ¿sabemos, en realidad, qué es la psicología y de qué se encarga?
Qué es la psicología: Concepto
La psicología es la ciencia que estudia la mente y el comportamiento humano. Pero no siempre fue una ciencia. Los orígenes de la psicología se remontan a la antigua Grecia, en la que muchos pensadores y filósofos estudiaban temas de los que hoy se encarga la psicología.
Con el paso del tiempo, la psicología trata de separarse de la filosofía aplicando el método científico para contrastar la validez sus teorías. Así, W. Wundt, funda el primer laboratorio de psicología experimental en 1879, lo que constituyó el primer paso hacia el concepto de psicología como ciencia del comportamiento.
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Hoy en día, existen varias orientaciones teóricas en la psicología, cada una tiene una perspectiva diferente y utiliza metodología distinta. Las principales son las siguientes:
- Conductismo: Esta orientación estudia el comportamiento en función de la relación que existe entre los estímulos que recibe el individuo y las respuestas que emite. El conductismo rechaza el mentalismo ya que para esta orientación, la mente responde a las mismas leyes que la conducta, es decir, estímulo-respuesta. El objetivo es la elaboración de teorías que nos permitan explicar y predecir la conducta.
- Psicología cognitiva: Por su parte, la psicología cognitiva estudia la cognición humana (conocimiento) y sus procesos, y cómo los procesos mentales y los pensamientos llevan a la acción. En contraposición al conductismo, esta orientación sí considera los procesos mentales como determinantes de la conducta. El objetivo es estudiar los mecanismos mediante los cuales se construye el conocimiento como el razonamiento, la percepción o la memoria, entre otros muchos.
- Psicoanálisis: Creado por Sigmund Freud, este método trata de explorar los problemas emocionales a través de técnicas como la asociación libre o la interpretación de los sueños, entre otras. Freud no pretendía acumular conocimientos en forma de teorías ni que el psicoanálisis fuera una disciplina científica. Consideraba que en la base de la mayoría de los conflictos emocionales se encontraban impulsos sexuales reprimidos.
- Psicología humanista: Considerada por Abraham Maslow como «la tercera fuerza» por surgir como alternativa a las orientaciones predominantes en los años 60 (conductismo y psicoanálisis), la psicología humanista pone el énfasis en el ámbito emocional, en el carácter único de cada individuo, en las capacidades creativas y el desarrollo individual y social del ser humano, entre otros. Esta escuela psicológica es criticada por falta de rigor teórico.
¿Por qué nos debería interesar todo esto?
Lo que hemos expuesto arriba puede parecer un conjunto de datos sobre psicología sin más. No son solo eso. Si nos detenemos a analizar, en las orientaciones teóricas expuestas arriba, que son las principales pero existen más, ya hemos mencionado muchas de las facetas de un ser humano.
Conducta, conocimiento, procesos mentales, aprendizaje, memoria, emociones, impulsos, creatividad y desarrollo, son todos aspectos y capacidades del ser humano. Los aspectos que estudia la psicología son muchísimos más y se relacionan con la mayoría de ámbitos en los que se desarrolla la vida de una persona.
Psicología de la salud, del deporte, de la educación, psicología social, psicología clínica, psicología laboral, psicología forense, psicología del desarrollo, la lista es muy larga.
Y es que todo aquello que hacemos y todo aquello con lo que nos relacionamos (con uno mismo, con otros, con el entorno), lo procesamos, lo analizamos, elaboramos pensamientos sobre ello y actuamos en función de lo que elaboramos. Por lo tanto, en cada evento vital, cada acción, cada relación,etc, nuestro cerebro está implicado.
Y es aquí donde podemos empezar a percibir la importancia de conocer de qué manera nuestro cerebro elabora y construye nuestras acciones y pensamientos, y las repercusiones que tiene sobre nuestra salud y sobre nuestras vidas, en general.
La psicología en el centro de todo
Vamos a imaginar que el cerebro o la mente es el jefe de un negocio. Los empleados representan las facetas y ámbitos de su vida. Supongamos que el jefe viene hoy a la oficina de mal humor. Como está de mal humor, los empleados lo notan y se sienten incómodos. Si el mal humor es temporal (todos tenemos un mal día), el jefe volverá a la normalidad en unos días y todos los empleados se sentirán cómodos y podrán llevar a cabo bien su trabajo.
Si el estado de mal humor se prolonga, poco a poco la tensión se irá acumulando en la oficina. Es posible que empiecen a aparecer conflictos entre los trabajadores, entre el jefe y algún empleado e, incluso, que se produzca alguna baja o algún despido. Con este estado de malestar, el negocio se resentirá y, de prolongarse la situación, lo más seguro es que termine yendo a pique.
En nuestro caso sucedería de forma parecida. Si nuestro cerebro, nuestros mecanismos mentales, nuestras funciones cerebrales no funcionan de la manera adecuada, nuestra salud física, nuestra salud mental, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra pareja, nuestra profesión, etc, se verán afectadas.
Obviamente, no estamos diciendo que si nuestra mente está perfectamente sana, todo en la vida vaya a ser un camino de rosas. Las circunstancias externas a uno mismo también cuentan y hay muchas cosas que no se pueden evitar. Pero también es cierto que con las herramientas psicológicas adecuadas, haremos frente a las adversidades con más facilidad, con más éxito y evitando consecuencias negativas innecesarias.
Por todo ello, porque el ser humano está en constante relación consigo mismo y con el resto, en múltiples niveles, resulta de gran importancia tener conocimiento acerca de cómo funciona nuestra mente, cómo se construyen nuestros pensamientos o cómo construimos nuestras relaciones. Qué somos y cómo somos.
De la misma forma en que nos preocupamos por nuestra salud física, acudimos al médico cuando nos encontramos mal, nos interesamos por conocer el efecto de diferentes estilos de vida o de alimentación en nuestro cuerpo, deberíamos hacerlo también con nuestra salud mental.
Siempre he pensado que, de la misma manera que se considera necesario mantener revisiones de nuestra salud física de forma regular, debería considerarse también necesario revisar nuestra salud mental de forma regular. Pero hasta que ese momento llegue (si es que llega), podemos aprender a entendernos, a comprender nuestra mente, nuestro comportamiento, porque conociendo seremos capaces de prevenir y desarrollar mentes más sanas y, como hemos visto antes en el símil de la oficina, de nuestra salud mental depende, y a nuestra salud mental afecta, todo aquello con lo que nos relacionamos.
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