Hoy en día existen un gran número de técnicas de relajación para manejar el estrés y controlar las respuestas de nuestro cuerpo a la ansiedad. Ya sea meditación o imaginación guiada, la práctica diaria será fundamental para dominar cualquiera de ellas.
Técnicas de relajación
1. Meditación
La primera de las técnicas de relajación nos permite «dejar ir» aquello que nos preocupa en el día a día y, literalmente, «vivir el momento». Las personas que meditan regularmente reportan mejoras físicas, mentales y espirituales.
Para comenzar una práctica de meditación, tendremos que encontrar un lugar tranquilo, lejos del teléfono, la televisión, los amigos, la familia y otras distracciones. Hay varias maneras diferentes de meditar.
Las prácticas de meditación pueden implicar aprender a cantar, controlar la respiración, o el manejo de mantras. Cuando somos principiantes, la mente puede vagar en el proceso de meditar, pero con la práctica podremos aprender a llevar la calma a la mente y alcanzar la tranquilidad.
La mayoría de los expertos recomiendan unos 20-30 minutos cada día. Los principiantes pueden tener dificultades para meditar tanto tiempo al principio, pero no deben desesperarse. Como hemos dicho, con la práctica podrán prolongar la duración de las sesiones.
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2. Biofeedback
La segunda de las técnicas de relajación consiste en fijar electrodos electromiográficos de superficie (SEMG) a nuestra piel. La SEMG mide la presión arterial, el nivel de tensión muscular, la respiración y el ritmo cardíaco.
Un terapeuta de biofeedback se reunirá con nosotros y nos mostrará la forma en que nuestro cuerpo reacciona en una pantalla de ordenador. Después, el terapeuta nos puede enseñar nuevas habilidades para disminuir el nivel de estrés que estamos experimentando. Los resultados se muestran en la pantalla.
El biofeedback es realizado por un psicólogo o terapeuta especializado que ha sido entrenado en técnicas de biofeedback. El dispositivo en sí no es tan importante como lo que los profesionales nos ayudan a aprender a través de las sesiones de entrenamiento repetidas.
3. Yoga
Si hablamos de técnicas de relajación, hay que hablar de yoga.
El yoga combina la meditación y el ejercicio físico para lograr una mejor salud y sensación de bienestar.
El yoga se practica en la India desde hace más de 5.000 años. Implica movimientos repetitivos que pueden ayudar a mejorar la fuerza y la flexibilidad, así como promover la salud mental y física y una mayor comprensión de nosotros mismos.
Los movimientos son muy elegantes y tienen un significado espiritual. Prestar especial atención a la respiración es también parte de la práctica de yoga.
El yoga se aprende mejor en una clase con un profesor que nos enseñe técnicas de yoga. Después de aprender, ya podremos hacerlo en la privacidad y comodidad de nuestra propia casa.
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4. Imaginación guiada
La cuarta de las técnicas de relajación es una genial herramienta de reducción de estrés, que utiliza «imágenes mentales» y «visualización».
Se ha utilizado con eficacia en pacientes de cáncer que, literalmente, se imaginan sin las células cancerosas. Otras técnicas de visualización creativa incluyen el transporte de la persona a un lugar tranquilo en su mente (tal vez una playa favorita, río, o bosque).
Podemos crear nuestro propio lugar especial o escuchar un audio de imaginación guiada. La imaginación guiada puede reducir la presión arterial, reducir el colesterol y los niveles de glucosa en la sangre y aumentar la actividad de las células inmunológicas a corto plazo.
5. Respiración profunda
Uno de los ejercicios de respiración profunda más conocidos es el de la respiración diafragmática. En estos ejercicios, aprendemos a no participar la respiración típica superficial, sino que aprendemos a respirar con el diafragma.
Esta técnica ha sido practicada por cantantes y actores durante años para poder hablar o cantar de forma prolongada.
Lo más importante a tener en cuenta a cerca de estas técnicas de relajación es que deben ser realizadas y mejoradas mediante la práctica, integrándolas en nuestro día a día como parte de la rutina.
No dejarnos vencer al principio por no ver resultados inmediatos, es fundamental. La mayoría de las personas que no abandonan su práctica consiguen superar esta fase inicial.