El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza por un patrón de larga duración de desprecio por los derechos de otras personas y, en ocasiones, por la violación de los mismos. Por lo general, comienza en la niñez o en la adolescencia y continúa en la vida adulta.
El trastorno antisocial de la personalidad es llamado muchas veces psicopatía o sociopatía en la cultura popular. Sin embargo, ni la psicopatía ni sociopatía son etiquetas diagnósticas reconocidas.
Los individuos con trastorno antisocial de la personalidad con frecuencia carecen de empatía y tienden a ser crueles, cínicos y despectivos hacia los sentimientos, derechos y dolor de los demás.
Pueden tener un autoconcepto inflado y arrogante y pueden ser excesivamente obstinados y seguros de sí mismos. Pueden mostrar un encanto simplista, superficial y pueden ser muy volubles y utilizar un lenguaje complejo (por ejemplo, el uso de términos técnicos que podría impresionar a alguien que no está familiarizado con el tema).
La falta de empatía, el autoconcepto inflado y el encanto superficial son características que han sido comúnmente incluidas en las concepciones tradicionales de la psicopatía y pueden ser particularmente distintivas del trastorno antisocial de la personalidad en los centros penitenciarios o forenses, donde es probable que se den actos criminales, delincuentes, o agresivos inespecíficos.
Estos individuos también pueden ser irresponsables y explotadores en sus relaciones sexuales.
Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta de la norma de la cultura del individuo.
El patrón debe manifestarse en dos o más de las siguientes áreas: la cognición, el afecto, el funcionamiento interpersonal o el control de los impulsos.
El patrón persistente es inflexible y se extiende a través de una amplia gama de situaciones personales y sociales. Por lo general conduce a la angustia o deterioro significativo social, laboral o de otras áreas de funcionamiento. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta a la edad temprana o la adolescencia.
Los síntomas del trastorno antisocial de la personalidad
El trastorno antisocial de la personalidad se diagnostica cuando se ha producido el patrón de comportamiento antisocial de una persona desde los 15 años (aunque sólo los adultos de 18 años o más pueden ser diagnosticados con este trastorno) y consiste en la presencia de la mayoría de estos síntomas:
- No se ajustan a las normas sociales con respecto al comportamiento legal, llegando su comportamiento a ser motivo de detención alguna vez
- Engañan mediante el uso de mentiras repetidas, de apodos o alias y estafas a otros para su beneficio o por placer
- Son impulsivos o carecen de un plan de futuro
- Irritabilidad y agresividad que se presenta en forma de peleas o agresiones físicas reiteradas
- Son temerarios, muestran desprecio por su seguridad y la de otros
- Irresponsabilidad consistente, incapacidad de mantener un trabajo o atender a las obligaciones económicas
- Ausencia de remordimientos, indiferencia ante el daño, el maltrato o el robo a otros
- Debe presentar evidencia de trastorno de la conducta en la infancia, haya sido o no diagnosticado por un profesional
Debido a que los trastornos de personalidad son patrones duraderos de comportamiento, se diagnostican con mayor frecuencia en la edad adulta. Es raro que se diagnostiquen en la infancia o en la adolescencia, ya que el niño o adolescente está en constante desarrollo y atraviesa cambios en la personalidad. Según el DSM-5, el trastorno antisocial de la personalidad no se puede diagnosticar en personas menores de 18 años de edad.
El trastorno antisocial de la personalidad es un 70 por ciento más frecuente en hombres que en mujeres.
Al igual que la mayoría de los trastornos de la personalidad, el trastorno antisocial de la personalidad, disminuirá en intensidad con la edad.
¿Cómo se diagnostica el trastorno antisocial de la personalidad?
Los trastornos de personalidad, como el trastorno antisocial de la personalidad suelen ser diagnosticados por un profesional de salud mental capacitado, como un psicólogo o psiquiatra. Los médicos de familia no están habilitados para realizar este tipo de diagnóstico psicológico.
Así, mientras que puede consultar inicialmente a un médico de familia acerca de este problema, debe ser derivado a un profesional de salud mental para el diagnóstico y tratamiento.
Muchas personas con trastorno antisocial de la personalidad no buscan tratamiento. Las personas con trastornos de la personalidad, en general, no buscan tratamiento hasta que la enfermedad comienza a interferir de manera significativa en su vida.
Se considera que las causas del trastorno antisocial de la personalidad son de origen biopsicosocial, es decir, que las causas que influyen en la aparición del trastorno son factores biológicos, sociales y psicológicos, en interacción.
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