El hombre es un «ser social», ya lo decía Ramón y Cajal. Y es que atravesar cualquier crisis sin una buena red de apoyo social, puede resultar mucho más complicado y llegar a comprometer nuestra salud.
¿Qué entendemos por apoyo social?
De forma general, el apoyo social se ha definido como el «conjunto de recursos humanos y materiales con que cuenta un individuo o familia para superar una determinada crisis» (Fuente). Es decir, que el apoyo social lo forman las personas y recursos materiales que vamos a tener disponibles cuando atravesemos una mala racha emocional, problemas de salud física o económicos y, en general, cualquier tipo de problema en el que podamos ser ayudados.
Además, suele hacerse una distinción entre el apoyo que percibimos y el apoyo que recibimos en realidad. De esta forma, una persona puede percibir que no tiene demasiado apoyo social y, cuando atraviesa una crisis, darse cuenta de que cuenta con más personas y recursos de los que pensaba. Sería un caso de bajo apoyo social percibido y alto apoyo social real. A la inversa también puede ocurrir.
En relación a esa distinción, el apoyo social percibido se refiere al apoyo que pensamos que recibiríamos, por lo que se orienta hacia el futuro. El apoyo social real, por su parte, debe haber tenido lugar con anterioridad, por lo que se orienta hacia el pasado.
Los amigos son buenos para la salud
Pues bien, la investigación revela que es el apoyo percibido el que más se relaciona con la salud de las personas. Esto quiere decir que percibir que contamos con una buena red de apoyo social a nuestro alrededor y que ante una crisis podremos contar con ella, hace que nuestra salud sea más resistente que si no percibiéramos esa disponibilidad.
Lo curioso es que, en algunos casos, es el simple hecho de percibir que está disponible, y no que realmente lo esté, lo que supone beneficios para nuestra salud. Un ejemplo de ello se ha encontrado en relación con la sintomatología depresiva, la cual era menos grave cuanto más apoyo social percibía el paciente.
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En cuanto al apoyo social real, la investigación ha encontrado que los pacientes con problemas cardiovasculares que reciben un alto nivel de apoyo social, sobretodo si lo reciben de sus parejas, tienen más probabilidad de recuperarse de un infarto de miocardio, suelen permanecer hospitalizados menos tiempo y disminuye su probabilidad de volver a presentar síntomas de angina de pecho (Stroebe y Stroebe, 1996).
Tipos de apoyo social y sus efectos beneficiosos
A pesar de las múltiples definiciones del apoyo social parece haber relativo consenso en cuanto a sus cuatro dimensiones.
- Apoyo emocional: Se refiere al cariño, afecto o estima que podemos recibir cuando encontremos dificultades. Este tipo de apoyo tiene efectos beneficiosos sobre el grado de estrés que pueden suponer determinados acontecimientos. Cuando mayor sea el afecto y el cariño, menos poder estresante tendrán esos eventos o más resistentes seremos a los mismos.
- Apoyo instrumental: Se refiere a los recursos materiales en sí, en forma de recursos económicos o instrumentales, como por ejemplo, disponer de dinero o de contactos que nos ayuden a resolver una situación. Al igual que el tipo anterior, este tipo de apoyo también disminuye el carácter estresante de los eventos, con la diferencia de que, en este caso, el recurso material debe estar directamente relacionado con el factor de estrés.
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- Apoyo empático: Se refiere al que otorga validez a las creencias y capacidades de la persona para que afronte los acontecimientos con una percepción real sobre sus capacidades y las dificultades a las que se enfrenta. Este tipo de apoyo evita que las personas cometamos errores por sobreestimar nuestras capacidades o subestimar el grado de dificultad de los acontecimientos. Nos ayuda a ser más realistas.
- Apoyo informativo: No se refiere tanto a información general sino a la información que nos proporcionan las personas de nuestro entorno más cercano. El efecto beneficioso lo encontramos cuando nos ayuda a evitar situaciones peligrosas para nuestra salud física o mental, como por ejemplo, que en nuestra grupo de amigos haya un alto grado de concienciación sobre los efectos negativos del alcohol, lo que nos ayudaría a evitar el consumo.
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Como decía al principio, el hombre es un ser social y no lo es por casualidad. Disponer de relaciones personales que nos proporcionen el apoyo social adecuado puede marcar la diferencia a la hora de superar los desafíos a los que nos enfrentamos en la vida. Cuando enfrentamos los problemas en compañía de personas que queremos todo parece un poco más sencillo, ¿verdad?.
Ref:
Moya, M. (2007). Relaciones interpersonales: funciones e inicio. Psicología social. Madrid: McGraw-Hill.
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